Tuesday, March 8, 2011

¡De vuelta a creer!

Me han dicho que son etapas, que todos las vivimos de diferentes maneras, con cosas diversas; sin embargo hace un tiempo atrás si alguien me hubiesen dicho que iba a vivir una etapa en la que me atrevería a decir “Ya no creo en Dios” estoy segura de que hubiese peleado mi posición de creyente hasta el cansancio y mas allá.
Siempre me considere una de las mas religiosas, lo que de alguna manera me ha llevado a tratar de estar bien con todos y con todo, pero alguna piedra en el camino, los mil ‘porques’, en especial uno, ese por el que tantas oraciones he levantado, por lo que tanto he pedido, todos los meses he creído “¡este mes sí!  ¡Este mes fijo que sale positiva la prueba de embarazo!”, y por más que he creído, que he implorado no se da, pero bueno no importa, por algo se dan las cosas, dicen por ahí, y lo que hoy me lleva a escribir esto es para contarle al mundo entero que estoy ¡De vuelta a creer!
Este fin de semana que paso, cuando sentí que casi me moría y pensando “¿Ahora qué? Ni siquiera puedo pedirle a Dios que me ayude con este dolor porque no existe más en mi vida”, pase toda la noche en vela y llorando por aquel dolor increíble, que pensé en momentos me robaba pedacitos de vida sin compasión alguna y así llegaría al final en una soledad increíble, mientras me encontraba, donde según yo, todos mis amores están, entonces anhelaba tan solo un abrazo de aquel que está cientos de kilómetros en estos momentos; en fin totalmente agotada de tanto llanto y un dolor que no cesaba prendí la TV y lo que salió fue lo siguiente:
El Señor es mi pastor nada me falta.
Me hace descansar en verdes pastos,
me guía a arroyos de tranquilas aguas,
 me da nuevas fuerzas y me lleva por caminos rectos
haciendo honor a su nombre.

Aunque pase por el más oscuro de los valles,
no temeré peligro alguno,
porque tú, Señor, estás conmigo;
tu vara y tu cayado me inspiran confianza.

Me has preparado un banquete
ante los ojos de mis enemigos;
has vertido perfume sobre mi cabeza
y has llenado mi copa a rebosar.
Tu bondad y tu amor me acompañan
a lo largo de mis días, y en tu casa,
oh Señor, por siempre viviré.

Por increíble que parezca, mientras esa voz recitaba el Salmo 23 y yo lo seguía por inercia, ya que desde niños la mayoría de Ticos nos lo sabemos, pues hemos crecido con él en Teletica, el dolor empezó a aminorar y por fin, sin darme cuenta, pude dormir, para despertar mas tarde, aunque un poco atontada sin tanta molestia y con la seguridad de que Dios volvió a hacer de las suyas en mi vida y me dio una gran lección.

Hoy quiero decirles que vuelvo a mis caminos religiosos del ayer (tranquilos Jessica y Charly, que lo de ser ‘monja’ quedo en las páginas de ayer ¡jajajaja!) pero si he vuelto a creer y quiero contarles que por segunda vez, en ese cuarto de en medio, he sido testigo del protagonista de mi vida, Dios, que ¡se ha manifestado para sacarme adelante!


No comments:

Post a Comment